Cuando me he marchado
añoras mis sueños, mi sonrisa.
Añoras aquello que tanto
querías y no soportabas,
lo que tanto te dolía y no comprendías.
Ahora me quieres. Pero yo no te quería.
¿Por qué? ¿No comprendes
el error de esta letanía?
Tú y yo, ya no somos la misma sinfonía.