Te tuve que dejar marchar.
Regresé. Te rocé
pero tuve que volver atrás.
Te preguntarás por qué.
Y tampoco lo entiendo.
No te tengo, pero te sigo queriendo.
Busco tu ilusión en mi pecho,
la lucha, las sonrisas, los recuerdos.
La tensión de los acordes.
El tiempo, que siempre corre.
La exaltación te recorre.
He vuelto a sentirlo, y a abandonarlo.
Deseo tenerlo. Y tuve que renunciar,
a tener el corazón en mis manos,
a olvidar todo aquello por un pequeño rato.